Me llamo Julien Le Guen. Nací el 20 de noviembre de 1987 en Blanc-Mesnil, cerca de París. Cuando tenía 10 años, mis padres se trasladaron a Bretaña y más concretamente a un pueblecito llamado Saint-Jean-La-Poterie, en el Morbihan.
Empecé a interesarme por el arte del bonsái a los 17 años, una pasión que sigo practicando como miembro del club"Auprès de mon arbre" de Saint-Jean-La-Poterie. Más tarde, asociar un árbol a una maceta hecha por mí será uno de mis sueños.
Por eso, en 2008, me apunté al taller "La Girelle", en Malansac (56220), donde Thérèse Terral ofrece cursos para todos los niveles.
Al año siguiente, el municipio de Saint-Jean-La-Poterie quiso crear una asociación en torno a la alfarería. Me uní a ella con toda naturalidad y, en septiembre de 2009, nació"Terre de Potiantes".
La asociación pretende promover la alfarería a través de cursos impartidos por varios animadores y de un evento festivo con mercado de alfareros:"La Fête des Lises".
Aprovecho la ocasión para dar las gracias a los formadores que me ayudaron a adquirir distintas técnicas: Thérèse Terral, Héloïse Audry, Sophie Esquénazi, Majo Depoilly y Sophie Blanchard.
Estos años pasados en esta asociación me llevaron a perfeccionarme en las técnicas básicas de la alfarería: modelado, losas, colombina, escultura. Echaba de menos la técnica del vaciado y mis escasos cursos de un día eran insuficientes para alcanzar un nivel técnico aceptable.
El clic
En 2016, mi pareja y yo decidimos casarnos en 2017. Me propuse regalar a cada uno de los invitados (unos 200) una pequeña taza torneada.
Tras una semana de formación en el CNIFOP, un centro de formación indispensable, me puse manos a la obra. El objetivo se cumplió, con la satisfacción del éxito de la cocción y a pesar de la decepción de tener que tirar un horno entero.
La búsqueda de esmaltes
Al mismo tiempo, me apasiona la fabricación de esmaltes. Mi formación en el campo de la química y mis prácticas de 5 meses en Houston (EE.UU.) en un laboratorio de investigación de la NASA me permitieron desarrollar mi mente científica y mi rigor para comprender el mundo de los esmaltes. Estudié meticulosamente varios libros y, en particular, el de Daniel de Montmollin:"Pratique des émaux de grès", ¡una biblia! Imprescindible para todo aquel que quiera trabajar con esmaltes de gres.
El documento de formación proporcionado por Yvon Le Douget en su página web también es extraordinario.
Compré materias primas y un pequeño equipo y descubrí algunos efectos interesantes. Como no quería quedarme ahí, decidí adquirir un equipo más importante, un horno, para continuar con los cientos de pruebas ya realizadas. Espero encontrar muchos más.
Me interesan mucho los esmaltes hechos con ceniza. Por increíble que parezca, las cenizas de distintas plantas están compuestas por los mismos elementos, en distintas proporciones, que necesitamos para hacer nuestros esmaltes.
El objetivo de esta investigación sobre las cenizas está ligado a mi otra pasión, los bonsáis.
Me gustaría poder admirar algún día un árbol cuya especie forme parte de los tres elementos de la presentación: ¡imagínese un roble expuesto en una estantería de roble, en una maceta esmaltada con fresno de roble!
La elección del horno
He experimentado la cocción con gas durante numerosas cocciones de raku con la asociación "Terre de Potiantes". Con motivo de la " Fête des Lises", también realizo algunas cocciones de madera.
A pesar de estas apasionantes cocciones, que probablemente se acercan más a la imagen que tenemos del trabajo del alfarero en torno al fuego, elegí el horno eléctrico. ¿Por qué elegí el horno eléctrico? La respuesta no es muy complicada y no me voy a esconder.
Hay tres razones principales para esta elección:
La facilidad: pulsas el botón y vuelves X horas después para ver el resultado.
Falta de tiempo: tras haberlos experimentado, la cocina de gas y leña requieren mucho tiempo durante el proceso de cocción, para el que no dispongo de tiempo suficiente debido a otra actividad profesional.
Repetibilidad: digan lo que digan, los esmaltes de cocción eléctrica serán más consistentes en su repetibilidad que los de cocción de gas o madera. Se trata de un factor importante a la hora de buscar esmaltes.
Esta elección fue tomada en el momento en que dividía mi tiempo entre la alfarería y mi trabajo por cuenta ajena. Pero desde finales de 2022, cuando decidí dedicarme plenamente a la alfarería, tengo previsto construir un horno de leña además del eléctrico.
El viaje
Nos vamos en julio de 2021 durante un año, con mi hija Jade y mi mujer Nathalie, a viajar por el mundo. Uno de mis objetivos será conocer a alfareros y así poder intercambiar con ellos, ver su forma de trabajar...
El comienzo de la aventura profesional
Cuando volvimos de nuestro viaje, quise volver a mi trabajo y pasar a trabajar a tiempo parcial para poder desarrollar mi negocio profesional de cerámica sin problemas, pero me lo negaron.
Desde hace varios meses, años, siempre he tenido una ansiedad, un miedo. Quiero poder decir, cuando esté en mi lecho de muerte, que mi vida ha sido un éxito, que mis sueños se han cumplido, ¡o al menos que hice lo que tenía que hacer para intentar vivirlos! No quiero malgastar mi vida enriqueciendo a un jefe o a unos accionistas que ni siquiera conozco sin obtener ningún reconocimiento por ello.
Por ello, he tomado la firme decisión de dedicarme plenamente a la alfarería y espero que algún día se me reconozca la calidad de mis creaciones. También tengo la esperanza de que algunas de mis creaciones me sobrevivan, lo que me permitirá dejar una modesta huella en la historia de la humanidad, ¡pero una huella al fin y al cabo!